"feliz" día del padre

Cuando empezó este día del padre, digamos hace 30 minutos, lo único en que pensaba era en darle a mi papá ese regalo que fuimos a comprar con mamá aun estando enfermas y enfrentándonos al crudo invierno (esta bien, no vivimos en la Antártida) Cuando compro un regalo no busco algo que me saque del apuro, pienso una y mil veces que es lo que a esa persona le gustaría recibir. Después, espero a ver la cara de esa persona que lo recibe, sorpresa, alegría e incluso una de esas miradas que transmita el pensamiento "como se le ocurrió que algo así pueda llegar a gustarme" (puede pasar) Para empezar, hubiese sido lindo que mis hermanos estén en casa para saludarlo también. Si hay algo que anhelo de ser pequeños es ese entusiasmo que se le pone a cada momento cuando pasadas las doce comienza un día especial para la familia. Los tiempos cambian, cada uno va despegando, y lo que esperábamos que fuese... no es. Como ya soy adulta comprendo el cansancio de un día de trabajo y así también comprendo que la cara de papá al recibir su regalo no haya sido la de la persona con la mayor alegría del mundo. Sin embargo, hoy no tengo tiempo para preocuparme por eso. Quizás al principio no entendí la razón, pero ya me cayo la ficha en el mismo momento en que pensé que no voy a poder cumplir la tradición familiar de este año.
Cada vez que es un día del padre, de la madre, de la familia, llega esa mañana en que cada uno llama a algún familiar para desearle un feliz día. Respectivos padrinos o madrinas están incluidos habitualmente en esas llamadas. Con lo que odio hablar por teléfono miles de veces me quejé: "Tengo que llamar?? es re temprano, tal vez no esta en casa" Sin embargo hoy daría todo por llamarte...

Padrino: Estés donde estés, Feliz día.
Lágrimas de extrañarte son mi regalo, 
para que sepas que nunca voy a olvidarte