Me di cuenta que es primero de enero y que tengo 365 días por delante para: equivocarme, reírme de un chiste, pensar en algún hombre, pensar en algún otro, confundirme, mostrar mis peores cualidades y también mis pocas mejores, verlo y sentir que lo quiero, no verlo y olvidarme de que existe. indudablemente aun me quedan 365 días para mesclar tristezas y alegrías; quizás muchas veces, juntas en el mismo día; tengo tiempo para hacer buenos amigos, pelear con la gente, dramatizar alguna situación poco importante, me quedan algunos días con 18, otros días con 19 años, me queda cruzarme con gente y ver lo locos que están allá afuera.
La realidad es que si empezamos con esa idea nuestro año queda configurado en nuestros propios parámetros... sin embargo podemos esperar mínimamente pretendiendo otra cosa.
Me quedan 365 días para dejarlo ir y que sea feliz sin mi, para juntarme con mis amigas y tener los días más lindos, para demostrar que cambie para bien, para ser feliz la mayoría del tiempo, para escribir una entrada sin decir que estoy mal, para festejar que tengo a esa viejita hermosa de ochenta y tantos para abrazar cuando voy al trabajo... si con todo lo que tenemos no somos felices es por que probablemente estemos ciegos y no percibamos lo esencial.
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